La obesidad en las mujeres

En América Latina la tasa de obesidad en la mujer es 10 puntos porcentuales más alta que en los hombres y una de las causas es el incremento en el consumo de alimentos procesados y el descenso de los platillos tradicionales, caseros y saludables.

Obesidad en las mujeres

Factores que explican la obesidad femenina

Factores fisiológicos y psicológicos

Según expertos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), las mujeres son más propensas a la obesidad por factores metabólicos, hormonales y emocionales. De acuerdo con la experta en nutrición del IMEO, Elisabeth González, éstas son más vulnerables que los hombres a volverse “comedoras emocionales”. En este sentido cuando están tristes, ansiosas o deprimidas, tienden a ingerir alimentos que les produzcan un efecto placentero.

El problema principal radica en que la mujer a diferencia del hombre, tiene menor capacidad muscular y su metabolismo quema menos cantidad de grasas. Esto sumado a la falta de ejercicio físico regular, tiene como resultado la acumulación de éstas, lo que se incrementa, además, con el proceso natural de envejecimiento.

Gonzales indicó lo siguiente:

…cuando estamos tristes o desanimadas, nos apetece un helado de chocolate, ya que los alimentos dulces aumentan las concentraciones de serotonina produciendo un efecto antidepresivo y ansiolítico momentáneo.

Factores ambientales

Los factores ambientales, son aquellos que la persona puede controlar y modificar. Por ejemplo, el estilo de vida, el medio de transporte que utiliza habitualmente para trasladarse, los tipos de alimentos que consume, las formas de recreación que usa, etc.

El incremento en el consumo de alimentos procesados y el descenso en el de comida casera saludable, tiene una relación directa con la obesidad femenina. Esto se debe en gran medida, al ingreso de la mujer al mercado laboral, lo que la alejó de su clásico rol de cocinera del hogar. Se estima que del 2000 al 2011, el ingreso al mercado de trabajo de la mujer latina aumentó del 38% al 41%.

En esta misma línea, se han realizado estudios que sugieren una relación entre la obesidad en la mujer y la menor dedicación diaria a tareas domésticas.

Una investigación realizada por el científico Edward Archer, de la Escuela Arnold de Salud Pública de la Universidad de Carolina del Sur, desde 1965 hasta 2010 halló que:

…la disminución de la energía dedicada a las labores del hogar puede haber contribuido a la creciente prevalencia de la obesidad en las mujeres durante las últimas cinco décadas.

El investigador encontró que en los años 60 las mujeres dedicaban promediamente unas 25,7 horas a la semana a las tareas domésticas, mientras que en 2010 ese tiempo se redujo a 13, 3. El resultado es que se queman unas 360 calorías menos por día. A esto se le suma que el tiempo libre que antes dedicaban a realizar tareas que implicaban un gasto energético, hoy lo usan para actividades que fomentan el sedentarismo.

Otro factor influyente en el incremento de la obesidad, es el enorme crecimiento que registra el mercado automotriz. Esto tiene como consecuencia, además de la saturación del tráfico, que las mujeres caminen menos para moverse hacia sus trabajos y realizar sus tareas cotidianas, favoreciendo así el sedentarismo y consiguiente aumento de peso.

Como ya se mencionó, en la obesidad femenina intervienen factores biológicos que no pueden ser controlados y factores ambientales que sí pueden ser modificados y controlados. De acuerdo con lo indicado por Angélica Palacios, integrante de la Asociación Mexicana de Diabetes en una exposición en la Universidad Nacional Autónoma de México en mayo de 2017, los primeros constituyen entre un 30% y 40%, en tanto que los segundos entre un 60% y un 70%. Esto quiere decir que en muchos casos hacer algo para cambiar la situación y luchar contra el sobrepeso y la obesidad, aunque no resulte fácil, está en uno mismo y en lo que se es capaz de modificar para conseguirlo.

Situación de la obesidad en la mujer en América Latina

De acuerdo con el informe conjunto de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), de enero de 2017, aproximadamente, un 58% de la población de América Latina y el Caribe tiene sobrepeso.

Con excepción de algunos países (Haití, Paraguay y Nicaragua), el sobrepeso afecta a más del 50% de la población de la región. Los países que presentan tasas más elevadas son: Bahamas (69%), México (64%) y Chile (63%).

La tasa de obesidad en las mujeres de la región es 10 puntos porcentuales más alta que la de los hombres.

Según el Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en América Latina y el Caribe, entre los factores que favorecen el incremento de la obesidad, están los cambios en las conductas alimenticias. La reducción del consumo de alimentos tradicionales y el aumento del de productos procesados.

Angélica Palacios explica que en México, pese a los esfuerzos dirigidos para prevenir la obesidad y el sobrepeso, la incidencia de esta problemática aumentó y la tendencia sigue al alza, luego de comparar las encuestas nacionales de Salud y Nutrición de 2012 y 2016.

Un dato interesante que resaltó la experta sobre la prevalencia de la obesidad en la mujer mexicana, es que hay una diferenciación según la región o localidad de residencia. Siendo en las áreas rurales mayor la prevalencia (42.7%), en comparación con las áreas urbanas, ciudades (38.2%).

El Representante Regional a.i. de la FAO Eve Crowley indicó:

…las tasas alarmantes de sobrepeso y obesidad en América Latina y el Caribe deben ser un llamado de atención a los gobiernos de la región para introducir políticas que aborden todas las formas del hambre y malnutrición, vinculando seguridad alimentaria, sostenibilidad, agricultura, nutrición y salud.

Laura Escobar Pérez, profesora del Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México dijo con respecto a la prevalencia de la obesidad:

Los pronósticos afirman que para el año 2030 las enfermedades no transmisibles serán la causa más frecuente de muerte, es decir, padecimientos crónicos de larga duración y lenta evolución, como las patologías cardiovasculares, el cáncer, afecciones respiratorias crónicas y la diabetes.